Anoche paseando por el Zócalo de la CDMX, me puse a pensar y entendí el porque amo tanto mi México y principalmente el Centro Histórico. Llegas ahí y todo es magía, cultura. Al pasear por sus calles encuentras una interminable cantidad de artesanos ofreciendo sus manualidades, así como grupos músicales, tocando diversos géneros de música, invitandote a bailar. Pero cuando llegas a la plancha del Templo Mayor, ves la magía en su plenitud: por allá unos chamanes haciendo limpias ancestrales con hierbas o incienso, por acá un grupo que se organizaron para llevar serenata al presidente por su cumpleaños, por allá un YouTuber transmitiendo por su célular, y más allá, de la plancha del Zócalo, se ve ocupada por el estado de Oaxaca, con enormes tiendas de campaña ofreciendo su gastronomía y bellas artesanías. Por el otro lado, también se puede ver desde grupos de rock, sopranos, barítonos, hasta artístas urbanos.

 

En fin, ahora entiendí el imán del Centro Histórico, y la energía que cargas al pasar por ahí.

--Milufer