Esta mañana me desepertó el olor de mis flores listas para decorar mi altar. Como cuando niña, cada primero de noviembre, ayudaba a mi mamá a poner el altar en memoria de los muertos, así desde entonces lo sigo haciendo y esta mañana una vez más a continuar la bella tradición.
En México celebramos el primero de noviembre a los Santos difuntos, que son aquellas almas jóvenes que partieron siendo infantes o menores de edad. En este día nos ofrecemos la oportunidad de abrir un espacio a su memoria. Dejar que nos envuelva la sensación de amor de aquella linda y dulce alma que tuvo que partir, y del mismo modo, permitir el traerlo a la memoria y abrirnos a que nos llene de luz, quizá hasta nos provoque que desprendamos una lágrima.
El 2 de noviembre, se celebran a todos los difuntos, se recuerdan en especial a todos aquellos que recién han partido y aquellos que a pesar de no haberlos conocido, sabemos de su paso por la vida mediante historias, leyendas, anécdotas o bellas fotografias.
Desde el primero de noviembre, se coloca el altar con las fotografías de los seres que vamos a recordar, se ponen sobre una mesa o base cubierta con un mantel de tela. Se rodean las fotos con flores y velas, y se pueden colocar objetos simbólicos de los seres queridos, también se pueden poner imagenes religiosas.
La ofrenda en otro nivel del altar o en otra mesa, se coloca la sal, azucar, agua, comida, fruta, pan de muerto, bebidas favoritas de nuestros muertos, poemas o calaveritas, flores, veladoras y calaveras de dulce o artesanales. Papel picado y aquello que le de semblanza de celebración y culto a nuestros muertos.Si no se tiene fotografia del ser querido que partió, puede hacerse un letrero con el nombre.
Estos dos días de los muertos, marcados en la tradición mexicana y reconocida y aceptada por otros países, son una invitación a la reflexion y recolección de memorias de nuestros muertos. El ritual de esta celebración permite conjugar la historia personal de los que aún estamos en vida, con colorido y veneración.
Principalmente en estos tiempos, hacer una ceremonia a la Vida mediante el homenaje a la Muerte, resulta sanador.Todos hemos perdido algo en la pandemia, tal vez una parte de vida. No solo en la muerte física de un ser querido, amigo, conocido, sino que me refiero a que tambien la muerte esta simboliza en la perdida de algo propio, de aquello que hemos tenido que soltar, dejar ir, como el trabajo, amistades, familiares, relaciones, mascotas, finanzas, país, propiedades, viajes, planes, sueños, etc. o algo menos material como nuestra propia identidad. Estas perdidas también representan la muerte y puedes incluirlas en tu altar como señal de duelo y alivio.
Esta pandemia nos ha empujado a ver de frente a la muerte. Nos ha llenado de un conjunto de emociones como el miedo y coraje que hemos tenido que enfrentar para honrar la vida.
Sigo deshojando mis flores amarillas, señalo la ruta por donde los seres que han partido pasaran y seguirán su camino... elevo mis oraciones por aquellos que aún siguen buscando consuelo por sus difuntos.
Felíz Día de los Muertos! 🙏
AnaB McParland-González.Psicoterapeuta y consultora.Consultantanab@gmail.com