Poner limites: Pintar tu raya. Parte I.
El limite o borde en donde uno mismo se encuentra definido, el saber donde estas tu y donde esta el otro, constituyen la pieza medular para las relaciones interpersonales.
Nuestro cuerpo y nuestra piel, forman nuestros limites físicos. Cuando alguien esta demasiado cerca de nosotros, existe un espacio invisible que puede ser traspasado y violado y quizá roto nuestro propio borde de seguridad para con los otros. A veces no podemos darnos cuenta que tan cerca están de nosotros fisicamente nuestros amigos, familiares, colegas y jefe en el trabajo, así como nuestra propia pareja; incluso no nos percatamos muchas veces de ese acercamiento con los extraños.
Desde la infancia aprendemos como responder y enviar a otros el mensaje de donde están nuestros propios limites. Nuestros padres nos decían quizá: "No hables con extraños"o "Besa la mano del padre de la iglesia". De esta manera empezamos a entender tempranamente la clase de separación o cercanía que necesitaba tener con los demás para que todo estuviera bien.
Los bordes o limites están en todas partes y generalmente no los vemos y quizá tampoco sentimos, no estamos conscientes a veces de su existencia y necesitamos hacerlos parte de nuestra vida diaria. Existen limites que necesitamos tener claros en nosotros mismos para poder entonces saber como dirigir nuestro deseo de separación y diferenciación con los demás de manera clara, sana y genuina que no interfiera con la relación. Enviar limites, nos da empoderamiento para determinar como debemos ser tratados por otros y empezar a crear orden en nosotros mismos, así como congruencia entre como nos gusta ser tratados por los demás y como nos tratamos nosotros mismos.
En esta primera parte, mencionare los limites físicos. Déjame ponerte este ejemplo: Si te resfrías, tu cuerpo comienza a sentir los síntomas, dolor, molestias. Quizá comienzas a notar los cambios de lo que tu cuerpo necesita o quizá no y en lugar de descansar te vas a trabajar y salir con los amigos. No quieres tocarlos por no contagiarlos, pero se te olvida y saludas de beso, de mano, abrazos, tocas las cosas común. Al día siguiente la mayoría de tus amigos se reportan enfermos y te culpan pues sabían que tu estabas resfriado. ¿Como te sientes? ¿fue tu culpa contagiarlos?
Tu tienes la absoluta responsabilidad de decir y decidir quien te toque y a quien tocar y también como ser tocado. Tu eres el guardián de tu propio cuerpo.
A veces poner limites es complicado de acuerdo al tipo de relación. Por ejemplo, si tu jefe se acerca demasiado y sientes su respiración o aliento, quizá tu instinto natural es alejarte de inmediato o quizá "respetar" la jerarquía y tolerar lo que te esta molestando.
Quiero darte este mensaje, mandar los limites o "pintar tu raya" a otros de manera clara, respetuosa y consistente toda vez que sientes que tu espacio a sido violado o traspasado, es la manera de proteger tu seguridad.
Aquí te dejo este ejercicio que puedes iniciar hoy mismo:
1. Observa tu distancia física con los otros: pareja, miembros de familia, jefe, colegas, amigos, etc.
2. Toma nota del espacio físico que pones con los demás y que no te es cómodo y entonces,
3. Inicia: ¡pinta tu raya!
Si te gusto este blog, compártelo y siempre me agrada recibir comentarios y preguntas.
"El cielo es el limite"
--Ana