Aceptar las dificultades.
A veces las cosas no marchan bien. Cuando estamos cansados y tenemos que quedarnos una hora mas a trabajar o cuando tu hijo amado se ha ido a vivir su independencia lejos de casa, o algunas relaciones duraderas de repente se van perdiendo. Tal vez, al termino de la universidad tus deseos de tener tu propio negocio se han obstaculizado, o quizá la aparición de alguna enfermedad crónica se te presenta, o alguna gente no aprecia tu ayuda o trabajo, quizá hayas sufrido de descriminación o violencia, o que inicias a reconocer los cambios de la edad y te limitas en cosas que quisieras hacer. Entonces aparecen las emociones de enojo, frustración, autoculpa y critica.
Aceptar las dificultades inicia con aceptarte a ti y las respuestas ante ellas.
Cuando te encuentres de cara a las dificultades, toma en cuanta el estado mental, físico y espiritual en que te encuentras. Dialoga con tu cuerpo, como se siente y que necesita. Revisa la serie de pensamientos que van llenando tu mente. Antes de tomar cualquier decisión reconoce lo difícil que te resulta esta situación. No te distraigas, ni voltees tu atención a ver a nadie mas. Trata de verte solo a ti, pon en ti toda tu atención. En momentos difíciles, es cuando se requiere practicar el autocuidado haciendo uso de todo lo que a sabes: meditar, ejercicio físico y espiritual, orar, comer bien.
Aceptar las dificultades, te dara fortaleza para enfrentarlas y resolverlas con menor sufrimiento y dolor.
Agradecer la oportunidad de aprender a aceptar las dificultades es el inicio de resolverlas.